Yo me formé como Licenciado en Economía en la UTDT a fines de los 90s, una época de gran efervescencia intelectual y recibí de mis mentores el mandato de difundir el conocimiento de la forma más clara, pero también sin minimizar el nivel del contenido. Sabiendo que para enseñar es importante conocer, tuve el privilegio de ser elegido por la Universidad de Princeton para realizar mi doctorado en Economía. Una universidad abierta, interdisciplinaria y con mucho interés por abrir nuevos caminos desafiantes. Mis mentores, Anne Case (miembro de la Amercan Academy of Scieces) y Angus Deaton (Premio Nobel de Economía por sus múltiples contribuciones a temas relacionados con economía pero con áreas ligadas a otras disciplinas, como la medición de la pobreza y la salud) siempre me desafiaron a "ver más allá" de lo que vemos como "economistas". Somos cientistas sociales y debemos tomar esa responsabilidad y no ocultarnos en nuestro léxico y en nuestra "torre de marfil". De acuerdo a esto, viví y trabajé 4 años en Alemania en un instituto de prestigio en investigación y estuve cara a cara con las realidades del mundo: guerras y sus consecuencias, desigualdades en salud, el desarrollo visto desde un enfoque más holístico que el mero crecimiento de los ingresos, etc. De allí, pasé por Argentina sentí más necesidad de conocer el mundo y trabajé como docente e investigador en la Universidad de Santiago de Chile, donde también aprendí y me integré a la sociedad chilena. Lo digo con orgullo. Creo que la clave de un investigador frente a este mundo complejo es integrarse en todos los niveles posibles, entre ellos ser un ciudadano y vivir lo que decía antes, ese "cara a cara" enriquecedor. Salir de la zona de confort aunque resignemos muchas cosas y enriquecernos de todo lo que muchos países tienen para darnos. Eso trato de plasmarlo en clases y conferencias.