Desde niña tuve una fuerte convicción: yo quería ser maestra. Mis padres pensaban que en algún momento iba a cambiar de opinión pero, para su sorpresa, al terminar la escuela sostuve aquella decisión. Estudié para maestra y me desempeñé en el rol docente durante 14 años. Ejerciendo la docencia confirmé mi vocación y sentí el privilegio de haber encontrado una profesión llena de pasión y deseo: enseñar. En un momento sentí que necesitaba formarme más, contar con nuevas herramientas teóricas. Estudié entonces una Licenciatura en Ciencias de la Educación (UBA) y luego una Maestría en Gestión Educativa (Universidad de San Andrés). Todo tenía un mismo objetivo: saber más de educación para poder enseñar mejor. Me desempeñé como coordinadora y directora y formé parte de equipos técnicos. Desde hace más de 10 años acompaño desde la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, a equipos directivos en el camino de la mejora escolar. Mediante capacitaciones presenciales y virtuales, busco caminar al lado de ellos en la construcción de una mejor escuela: una escuela justa, que enseñe contenidos significativos y que agregue valor a todos y cada uno de sus alumnos.